Quizás, una de las cosas que más nos desafía en todo este proceso que no se sabe cómo continúa ni cuánto dura, es lo que pasa adentro de una familia. Dentro de esta unidad va a haber que desaprender un montón de cosas y aprender otras.
Probablemente la gran mayoría de las familias partieron muy ordenadas, muy estructuradas viviendo este proceso y aprendieron, a lo largo de los meses, que teníamos que tener una invitación a ser más flexibles. Nunca más cierto que lo que descubría yo hace unos años en mi investigación “No quiero crecer” que para educar bien a un hijo se requiere ternura, firmeza, fuerza de voluntad, paciencia y sentido del humor. Y eso implica desafiarnos a estructurar nuevos hábitos familiares, nuevos momentos de encuentro, nuevos momentos de soledad, nuevos momentos de reflexión, para transitar por todo este proceso.
A eso los invito, a descubrir juntos qué le ha pasado a la familia en este instante, cual es la foto de hoy y hacia donde podríamos dibujar muestro camino.