Como su nombre lo dice, partimos de un imaginario, Medea, una mujer, una historia, una ficción, una ama de casa… Medea en casa, es eso, imaginar y tener un pretexto para crear, desde una terraza, una habitación, un balcón, una cocina, un baño, un solar, crear un mundo para ese mundo creado por Eurípides y recreado por Séneca, Anouilh y Müller, cuatro autores, cuatro dramaturgias y una puesta en escena, esta de Teatro el Trueque, donde cada actor hizo de su casa un teatro, de sus familiares un cómplice y de sus sueños una nueva mirada, una posibilidad dentro de la imposibilidad, un diálogo sin diálogo, un monólogo interior que responde a otro monólogo interior, un juego, un reinventarse para imaginar al otro y con ese otro, recrear el mito.