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LEONORA
Por Jaiver Jurado Giraldo
El interés por la obra de Leonora Carrington fue realmente un descubrimiento, un azar si
se quiere. A finales de diciembre de 2022 nuestro grupo realiza un performance teatral
para lanzar el libro Cuentos de Leonora Carrington del programa Palabras Rodantes, esa
acción que recogía varios de los cuentos más sobresalientes de la escritora y artista
plástica inglesa nos conmovió y fue el germen de lo que sería nuestro nuevo montaje
teatral, decisión que tomamos en febrero de 2023.
Hoy, tras un año largo de trabajo proponemos LEONORA, salida del profundo deseo y la
pasión de encontrarnos ante una mujer poderosa, artista sin igual, que desde muy joven
orientó su vida al arte literario y más profundamente hacia la pintura y la escultura;
inscrita siempre en lo que se denominó el movimiento surrealista que fue realmente para
ella el leitmotiv para desembocar sus sueños y deseos más íntimos. Toda su obra refleja
una vida agitada y un mundo interior rebelde y creador, alimentado desde la infancia por
una rica tradición oral y literaria en la que discurre la mitología celta, la lectura de Lewis
Carroll, Shakespeare, entre otros. Y los sueños como motor de sus más emblemáticas
producciones literarias como su novela La trompetilla acústica, los libros de cuentos La
Dama Oval y La Debutante, así como su magnífica obra plástica que la destaca a nivel
mundial como una de las pintoras más auténticas y poseedora de una gran riqueza técnica
con obras como El Ancestro, Autorretrato, El árbol de la vida, El Guardián del Huevo, La
Giganta, Cocodrilo, y el famoso mural «El mundo mágico de los Mayas» que se encuentra
en el Museo Nacional de Antropología en Ciudad de México.
La exploración de la obra de Leonora Carrington nos llevó al estudio de su vida, en
especial partimos de la biografía escrita por Elena Poniatowska contemporánea suya y
gran conocedora de su obra; también sobre los principales hitos del movimiento
surrealista con sus protagonistas André Bretón, Marcel Duchamp, Salvador Dalí, Pablo
Picasso, y en especial Max Ernst, con quien tuvo una relación amorosa y artística
determinante; su peregrinar por países como Francia, España, Portugal, huyendo algunas
veces del fuero familiar —en especial de su padre, un rico industrial, que deseaba a toda
costa convertirla en una dama de la corte inglesa—, o de los avatares de La Segunda
Guerra Mundial y el posterior «exilio voluntario» en Estados Unidos durante dos años,
hasta su radicación definitiva en Ciudad de México donde permaneció por casi 70 años.
Todo ese periplo finalmente determinó muchas de las características y pensamientos que
conformaron su rica obra artística.
La puesta en escena de esas investigaciones fue compleja y a la vez de gran fascinación, ya
que surgían las inevitables preguntas: ¿Desde dónde retomar la obra?, ¿Cuál sería el gran
detonante que provocaría la acción teatral?, ¿Su vida?, ¿Su obra literaria o plástica?, ¿Su
postura como mujer artista, feminista, o simplemente como cultora de mundos esotéricos
y místicos?, ¿O todas ellas? El enfoque principal aparecía siempre en lo que ella dejaba
entrever en sus entrevistas y relatos, una postura singular frente al arte como una acción
que debía descifrar finalmente el espectador. Nada de tratados ni explicaciones de su
obra, el arte se devela en sí mismo a través de lo sensual o cognitivo, es decir, desde la
piel, la mirada, o en el corazón de quien lo aprecia. Fuera de eso, el arte es solo una
postura. Ella nos confesó que cuando participó del movimiento surrealista, leyó el tratado
La diosa blanca de Robert Graves y esto marcó la ruta de su vida y trabajo. En especial
haber comprendido que la más remota mitología de la creación del mundo y todo lo que
derivó siglos después en las culturas Griega y Egipcia era femenina, rodeada de
importantes diosas y en especial la Diosa Blanca, la que dio origen a todo, y no el mito de
Zeus olímpico y sus deidades posteriores y totalmente ideologizadas.
De igual manera en esa alquimia de configurar los distintos personajes de su obra literaria
casi autobiográfica y de recoger su universo plástico más prolífico en donde la artista se
soslaya –sueños, deseos y fantasmagorías–, nos centramos para dar forma a este rico
material y poder elaborar las escenas de nuestra LEONORA con sus coloridos paisajes
sonoros y espaciales. Ese fue el reto colectivo, asistidos siempre por la dramaturgia
poética surgida de la profunda correspondencia estética y sensible que Leonora
Carrington nos inspira.